Descripción
La experiencia dice que la falta de motivaciones eficaces puede ser el principio de una tragedia, de un fracaso o de una frustración. Por el contrario, acoger las motivaciones confiables y dejarse conducir por ellas, es una senda certera con gratos resultados que se reflejan en cosas buenas, bellas útiles y justas. Son las motivaciones (o la falta de ellas) fuerzas que afectan la existencia humana; todos somos motivados, pero también motivadores. 2a edición.
Indice
Presentación
Una historia de motivación
Capítulo 1
- 1. La persona humana tiene siempre la primacía
- 2. Las motivaciones son tan antiguas como la humanidad
- 3. Sólo hay dos alternativas: vivir motivados o desmotivados
- 4. ¿De dónde nacen las motivaciones?
- 5. ¿Qué son las motivaciones y cómo funcionan?
- 6. Para comprender mejor las motivaciones: sus condiciones, sus enemigos, su diversidad y su evolución
- 7. Las motivaciones piden discernimiento
- 8. Perfil del buen motivador
Capítulo 2
- 1. Las motivaciones de Dios a su Pueblo
- 2. Jesús, el sabio Maestro de la motivación
- 3. El Espíritu Santo, el gran motivador de la Iglesia
- 4. La gran motivación de Jesús a su Iglesia es la misión
- 5. ¿Por qué hay comunidades cristianas motivadas y desmotivadas?
- 6. Las motivaciones pastorales
- 7. Rasgos de pastores y agentes de pastoral que saben motivar a la comunidad
- 8. Pedagogía de las motivaciones pastorales
Conclusiones finales
Bibliografía
Presentación
La vida es la mayor motivación del ser humano. Vivir es experimentar un conjunto de estímulos que están en continuo movimiento: padres, educadores, amigos, situaciones, experiencias, acontecimientos. Toda persona nace para hacer un camino y aprender a moverse con sus talentos en una determinada dirección. La inmovilidad pasiva no es su vocación.
Recorrer un camino requiere de incentivos, que el hombre y la mujer buscan, descubren o reciben, para ir a donde quieren o deben llegar. Es el desafío primordial de todos los humanos. De no ser así, aun teniendo los mejores recursos y capacidades, pero careciendo de motivaciones que los impulsen permanentemente, quedarían sin saborear plenamente la riqueza de la vida.
La experiencia dice que la falta de motivaciones eficaces puede ser el principio de una tragedia, de un fracaso o de una frustración, con la consiguiente amargura que conlleva el no haber podido responderle a la vida. Por el contrario, acoger las motivaciones confiables y dejarse conducir por ellas, es una senda certera con gratos resultados que se reflejan en cosas buenas, bellas, útiles y justas.
El presente folleto pretende resaltar el papel fundamental de las motivaciones en la conducta humana, en la vida cristiana y en el quehacer pastoral. En realidad no son tres cosas distintas. Ni siquiera tres niveles diferentes para vivir la experiencia de la motivación, porque la persona no puede fragmentarse y reacciona íntegramente, cuando la motivación afecta o influye en su comportamiento.
Todos somos sujetos necesitados de motivación. Asimismo todos podemos ser sujetos motivadores de los demás. Es ley de vida ante la cual no hay escapatoria.
Tengo la esperanza de que esta reflexión sirva para elevar la calidad de la Pastoral en las comunidades eclesiales.
Uno percibe que frecuentemente lo tienen todo: personas, mensaje, tiempo, lenguaje, organización, recursos materiales, métodos… Lo único que les falta es echar a andar todo eso a través de las adecuadas fuerzas motivacionales. Suelen ser comunidades desmotivadas.
Los pastores y agentes de pastoral siempre tendrán una doble oportunidad: ser humildes para dejarse motivar y actuar con calidad y sabiduría; y ser generosos e inteligentes cuando tengan que motivar a los demás. De esta manera el Evangelio, la Iglesia, el mundo y la vocación personal de cada uno saldrán ganando, por estar acompañados de motivaciones que los hagan reaccionar como humanos, cristianos y servidores de la comunidad.
Autor: Francisco Merlos Arroyo
Editorial: Palabra Ediciones
ISBN: 9786074593556
Encuadernación: Rústica
Páginas: 64
Formato: 21x13.5cm
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